Un contrato de confidencialidad es un acuerdo que se hace entre dos partes. Estas dos partes se comprometen a guardar en secreto aquellas informaciones que generen mediante un acuerdo comercial.
Esto ocurre por ejemplo, cuando una persona entra a trabajar a una empresa suele estar obligado a guardar en secreto aquellas acciones y decisiones que se tomen en la empresa; o cuando se quiere sacar al mercado un nuevo producto y hay una segunda parte que debe ayudar a producir ese producto. Este tipo de contratos sirven principalmente para que no se divulgue información a la competencia. Ya que esto puede generar pérdidas económicas, pérdida de derechos o patentes entre otros.
Partes obligatorias de este tipo de contratos
Se pueden estructurar de muchas formas sin embargo, hay algunas partes que son indispensables a la hora de crear un contrato de confidencialidad. Por un lado están las consideraciones. Esto envuelve todo aquello que tiene que ver con el contrato. Es to, el negocio, el proyecto, el desarrollo tecnológico, la información por ejemplo. Por otro lado estarían las cláusulas. Esto correspondería a las especificaciones que se quieran incluir en el mismo contrato. Esto se refiere a las partes, definiciones, sanciones, plazos y excepciones entre otros.
Consecuencias por violar el contrato
En el caso de que alguna de las partes no cumpla con las cláusulas del acuerdo las consecuencias pueden muy grandes. Si por ejemplo la persona que no cumple con el contrato es un trabajador de la empresa se arriesga a ser despedido. En el caso de que la empresas decida demandar al empleado puede ocurrir que este termine pagando daños por demanda. En los casos más grabes se llegan a tener cargos penales. En el caso de las empresas se sumaría la perdida de la relación laboral.
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